Marco Fürst y Marco Waltenspiel, especialistas en salto BASE y vuelo en wingsuit, realizaron una de las maniobras más precisas jamás vistas en deportes aéreos: atravesaron el Tower Bridge de Londres en pleno vuelo, a más de 240 km/h. El salto fue ejecutado desde un helicóptero a 900 metros de altura, con una ventana de tiempo de apenas segundos para cruzar el puente.
La preparación fue meticulosa. Simulaciones digitales, estudios de viento, pruebas en otros puentes y coordinación con autoridades locales fueron parte del proceso. El margen de error era mínimo: una desviación de centímetros podía significar una colisión fatal. El resultado fue una coreografía aérea perfecta que dejó al mundo sin aliento.
Más allá del espectáculo, esta hazaña representa el dominio absoluto del cuerpo en el aire. Los wingsuiters no solo vuelan, sino que navegan con precisión quirúrgica. En una era donde el deporte se mezcla con el cine y la tecnología, estos atletas nos recuerdan que el riesgo real sigue siendo parte del juego.